En este artículo
nos proponemos indagar las características que asume la experiencia
universitaria de estudiantes de la Universidad Alas Peruanas de Abancay. La
experiencia universitaria en el tiempo presente se plantea como un objeto de investigación histórica que adquiere relevancia en un escenario de crisis
de tradiciones académicas, de reconfiguración social. La reconstrucción de la vida cotidiana universitaria a partir la narración de biografías estudiantiles permite conocer las nuevas dinámicas del
proceso cultural que acontece en
las instituciones y reconocer elementos y fenómenos que indican elementos
de continuidad y
discontinuidad con otros ciclos
históricos.
La universidad pública constituye un espacio en el cual buena parte de estas cuestiones
se ponen en juego hoy. Como pieza clave del sistema educativo, entendido como sistema
cultural, las universidades públicas
se expandieron y son, en el presente,
depositarias de imaginarios
culturales, tradiciones e ideales de distintos
ciclos históricos. Reubicadas
en un campo de la educación
superior que ha dado forma a otras opciones
universitarias privadas de elite para los sectores medio-altos , las universidades públicas
son un espacio de educación de masas signado
notoriamente por
el cambio del tejido social del país y muestran la convivencia intergeneracional de disímiles trayectorias sociales,
culturales y formativas de profesores y alumnos. El hecho de que la universidad siga siendo productora de expectativas igualitarias en un escenario social atravesado por
mayores desigualdades, la convierte en un problema atractivo para la
investigación.
Se hace necesario
entonces llevar adelante una lectura histórica del presente de la universidad pública, entendiendo el presente desde aquellas preguntas
planteadas por Michel Foucault en su relectura
del texto
de Kant Qué es la ilustración: “¿Qué pasa hoy?, ¿Qué es lo
que pasa ahora? y ¿qué es ese “ahora”
dentro del cual estamos unos y otros y que define
el momento
en
que
yo escribo?. Interrogar
el
presente,
la
actualidad de la experiencia
universitaria, supone interrogarnos a nosotros mismos, “a un nosotros que remite a un conjunto
cultural característico de su propia actualidad” y a
“el campo de las experiencias posibles” .
Entre esas experiencias nos interesa interrogar
la experiencia estudiantil, que constituye una ocasión para leer el tiempo
presente entendido como “una yuxtaposición o superposición de pasados y de futuros y una conjugación
de
temporalidades en movimiento cargadas de símbolos, signos y afectos” . La experiencia estudiantil en el tiempo
presente está atravesada por temporalidades que corresponden a distintos ciclos
históricos y a distintas esferas de la vida social (familiar, generacional, educativa, política,
etcétera)
que
ponen en juego horizontes
diversos y contradictorios que se dirimen
en
buena
medida
en
los
procesos y dinámicas individuales y colectivas de la institución universitaria. Las biografías estudiantiles expresan, por otra parte, las tensiones propias de un ciclo histórico marcado
por la inestabilidad y la incertidumbre.
Es posible acercarse
a la experiencia estudiantil desde una triple perspectiva:
la identificación de distintas representaciones históricas
sobre los estudiantes
universitarios, el análisis de algunos datos sobre la situación estudiantil en el presente
y la exploración de
historias de vida de estudiantes universitarios. Consideramos que a partir de las narraciones estudiantiles sobre la propia experiencia universitaria se accede a aspectos desconocidos del presente que permiten a la vez desacralizar viejas representaciones y encarnar a los sujetos.
Ello implica priorizar la indagación de los modos
de
apropiación subjetiva de la institución universitaria, de la educación en general y del tiempo histórico. La narración de la experiencia universitaria constituye un modo de problematizar la relación
entre educación, historia
y subjetividad que habilita la comprensión de las dimensiones
heterogéneas de la vida institucional de distintas generaciones.

Narrar la experiencia estudiantil
Una exploración de la experiencia universitaria en el tiempo presente desde la
perspectiva de los estudiantes supone abordar las identidades en proceso y no como resultantes
de posiciones invariantes, fijas y estables en las instituciones.
Las identidades se constituyen en
la representación y surgen del proceso de narrativización del yo y en este sentido “debemos
considerarlas producidas en ámbitos históricos e institucionales
específicos en el interior de
formaciones y practicas discursivas
específicas,
mediante
estrategias
enunciativas
específicas”32 . Ello
implica
poner
en
juego
una
perspectiva
de
destotalización
de
las
identidades, que discuta con ciertas caracterizaciones
generales de los sujetos y de las
instituciones educativas que forman
parte de los discursos político-universitarios, sin
desconocer por ello que todo discurso político
parte de una perspectiva totalizadora
con componentes retóricos.
Por otra parte, la crisis de ciertas identidades
cristalizadas en el discurso
institucional en tanto nombran experiencias cada vez más heterogéneas y disímiles respecto de experiencias del pasado reclama un espacio de interrogación del tiempo presente en el que el investigador propicie
una enunciación, una puesta en relato, una reflexión de orden subjetivo sobre la experiencia
individual y colectiva. Ese relato debería poner en juego la dimensión de lo biográfico y de lo autobiográfico33 de la
vida universitaria y reconocer
su naturaleza ficcional admitiendo el conjunto de expectativas,
ideales e ideologías que es consustancial a la misma.
Una historia del presente toma forma a partir de las narraciones de la experiencia
estudiantil, en las que es posible identificar las marcas del pasado y su reinterpretación actual, la combinación entre la permanencia de viejos dispositivos institucionales y la emergencia de situaciones, la generación de diferencias en la cadena generacional
que liga a profesores y estudiantes y de formas nuevas de significación
y apropiación de los bienes culturales (de las
instituciones y de generaciones anteriores), etcétera. Esa narración conduce invariablemente
a construir otra mirada sobre lo
conocido, en este caso
la institución universitaria. Fernand Braudel ha señalado
en este sentido que “la sorpresa, la desorientación,
el alejamiento y la perspectiva –insustituibles métodos de conocimiento todos ellos– son igualmente necesarios para comprender aquello
que nos rodea
tan de cerca que es difícil vislumbrarlo con claridad”.
¿Cómo se narra la experiencia estudiantil? Señalaremos aquí algunas interpretaciones
sobre el material relevado
en entrevistas realizadas a grupos
de estudiantes próximos a recibirse
de distintas carreras de la Facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Debemos señalar que estas facultades han sufrido la ampliación de sus matrículas, el congelamiento de sus presupuestos y una fuerte reconfiguración
de sus campos de conocimiento
en las últimas décadas. Los tópicos trabajados en las entrevistas atendieron a la reconstrucción de un ciclo formativo y propiciaron tanto formas
de
rememoración como una reflexividad global sobre
la experiencia universitaria.

I) El ingreso a la universidad, que en el caso de la Universidad
de Buenos Aires supone
el cursado del Ciclo Básico Común, se plantea
como un verdadero ritual
de iniciación. Se ingresa no sólo a un mundo desconocido sino a un mundo cuyas reglas no son claras o se
percibe que no existe una comunicación adecuada de esas reglas o que no hay intención
activa de comunicación institucional.
También ese primer año
se percibe como portador
de una lógica pública, diferente de la lógica de la institución privada de la que procedían la mayor parte de los entrevistados36 . La
lógica pública estaría en el hecho de que la universidad
reúne estudiantes de distintas procedencias, es un lugar de heterogeneidad a pesar de la selectividad social que estaría en la
base. Se reconoce la construcción
de un colectivo social de pares en el que la decisión
familiar resulta diluida
o no es transparente y en el que quedarían en primer plano las tímidas o firme decisiones vocacionales de los jóvenes
Pasaje de la escuela secundaria como prolongación de cierto orden endogámico a la universidad
como lugar de una exogamia estatal: los estudiantes
reconocen el impacto positivo
de
la
convergencia de orígenes
sociales
distintos
en
la
experiencia universitaria
II) Los estudiantes narran la experiencia subjetiva de la masividad de la universidad pública, como construcción histórica que conlleva en los primeros años modos impersonales o de despersonalización, experiencias de inaccesibilidad al otro (profesor) o de no intervención en las aulas. Si la masividad
provoca sorpresa en una primera etapa, con el transcurso del tiempo se
naturaliza y genera como resistencia procesos de individualización37 del estudiante.
Pareciera que lo que no actúa es la institución en una operación de reconocimiento del otro-estudiante y
este no-reconocimiento provoca salidas individuales en las que entran a jugar lo que Bourdieu
llamaba las “disposiciones heredadas”.
III) La relación con pares asume una importancia notoria, sociabilidad que toma forma
en los
primeros
años a partir de acontecimientos azarosos, que crea lazos fraternos que permanecen
y que de a poco
va configurando figuras de amistad38 que
en muchos casos
desplazan a vínculos anteriores, previos
a la universidad. La productividad de la relación con los pares no es solo afectiva,
sino que aporta a una construcción de identidades colectivas que atenúan las consecuencias de la distancia o ausencia o indiferencia institucional (profesoral) y que permiten crear estrategias de adaptación
como respuestas
al carácter conservador de las
instituciones universitarias.

V) La relación con los profesores se modula en la experiencia
de la
masividad, con riesgos de perdida de la dimensión intersubjetiva del vínculo pedagógico. La identificación de los gestos del profesor (saludar)
como gestos de reconocimiento
del estudiante son valorados, como aquello
que introduce una diferencia en el anonimato. Los profesores son a su vez un enigma, explorable a través de las nuevas tecnologías (buscador),
portador de modelos de identidad o de rechazo.
Entre la distancia
jerárquica en la que prima el desconocimiento y la
contingencia de las situaciones
los vínculos de los estudiantes
con los profesores se despliegan. Las diversas apreciaciones sobre las clases teóricas, aun admitiendo la crisis de ese dispositivo pedagógico y su carácter de puesta en escena, oscilan entre el reconocimiento de las “lecciones de maestros” y el
aburrimiento.
Profesores
que, como categoría social, son investidos y reconocidos por su saber,
por esa distancia que se vincula con lo que no se posee, a la vez se los reconoce
como cercanos.
Aquella distancia desaparece en tanto la cuestión social (la crisis) los politiza, los coloca en un lugar
de paridad. La política deja
de ser un atributo juvenil para visualizarse en los relatos como consustancial a la enseñanza en la
universidad pública.
VI) El tiempo, en tanto construcción social
y subjetiva en la experiencia estudiantil es un tiempo en muchos casos desorganizado por efecto de la propia lógica
institucional, un tiempo institucional
que parece desconocer el tiempo del estudiante, un tiempo escasamente libre, sin el ocio de los primeros años y autoregulado por la combinación de actividades
laborales y de cursado. La familia
aparece en los relatos como una presencia que en muchos
casos
sostiene ese
tiempo excesivamente ocupado,
desde
formas
de acompañamiento
tradicionales (tener
la comida lista cuando se llega muy tarde). Es un tiempo que en muchos casos no sólo contiene trabajo y estudio, sino actividades
políticas o actividades sociales. Un
tiempo que opera con distintos ritmos (vida familiar,
laboral, estudiantil, etcétera).
VII) La universidad es en los primeros años un lugar en el que transcurre un tiempo vital,
iniciático, para ser con los últimos años un lugar de paso, más extraño y menos cercano.
Así es al principio un conjunto de espacios de experiencias
(bares, pasillos, aulas, veredas,
lugares cercanos, aulas).
Con el tiempo y a medida en que el alargamiento de la carrera provoca un desfase respecto de la regularidad
común, se acude a la universidad desde una experiencia menos colectiva y más atada al interés
o necesidad individual y despojada de afectividad
en tanto no hay ya acompañamiento de los pares y los otros estudiantes resultan desconocidos. Situación generada por la prolongación de los estudios,
por el impacto del
trabajo estudiantil en el alargamiento de las carreras, por el “envejecimiento educativo” como tendencia de la
época.

VIII) La mirada global sobre la experiencia universitaria inconclusa por parte de los
estudiantes es objeto de sentimientos de ambivalencia,
notoriamente valorada o desmistificada, recordada con alegría o con dolor, identificada en todos los casos como inaugural de otro ciclo personal, cuestionada por sus rasgos
actuales, por la insatisfacción que produce a pesar de
todo la salida de la
universidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario